Ripstein estudió la carrera de contador público y desempeñó esa función en la década de los treinta, en la Financiera Industrial Cinematográfica de Simon Wishnack. Más tarde trabajó en la productora Filmex (creada en 1939 por el mismo Wishnack), en la que a partir de 1942 inició su trabajo como gerente de producción y productor ejecutivo. Ocho años después, Ripstein comenzó su carrera como productor independiente al fundar su empresa, Alameda Films, S. A., en la que trabajó con varias estrellas mexicanas.
También produjo cintas para su hijo, el realizador Arturo Ripstein («El coronel no tiene quien le escriba»), y su compatriota Carlos Carrera, quien causó gran polémica al llevar a la pantalla grande la novela del portugués Eça de Queirós «El crimen del padre Amaro». También produjo las cintas «Principio y fin» (1993), de Arturo Ripstein, y «El callejón de los milagros» (1995). En su filmografía destacan, además, obras como «Corona de lágrimas».
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