Durante la última semana he anotado toda las chorradas que venden ahora para el móvil a través de la televisión y la lista es descorazonadora. Lo comentaba hace unos meses con un amigo, parece increíble que haya toda una generación pegada al emule, incapaz de gastar 10 euros en un disco de música y que luego paga 4 euros por 20 segundos de una canción para usarla como politono o casi medio euro por escribir un mensaje para un programa del corazón. Casi duele.
Pero sí, ocurre, y los anuncios de clubes zed y similares inundan los programas de televisión con propuestas que rozan lo absurdo. Hay uno que me sorprende por lo estúpido de la idea. Por lo visto consiste en enviar LINTERNA o algo así a un número de teléfono. Por el módico precio de tres mensajes "premium" -es decir, cuatro euros con impuestos- y la inclusión en una lista de móviles a los que enviar spam -otro precio a pagar para quienes prueban este tipo de servicios- el cliente recibe una pantalla en blanco. Ha leído bien, cuatro euros por una pantalla en blanco.
Debería de considerarse una estafa pero por lo visto no lo es. E imagino que hay gente que ha picado con la excusa de que es para alumbrar en los conciertos o cualquier otro argumento de venta de los que sueltan en el anuncio. Se consigue el mismo efecto sacándole una foto a un folio en blanco y subiendo el brillo de la pantalla del móvil al máximo pero hay un señor, o varios, que se deben estar haciendo de oro con la idea.
Debería considerarse una estafa, digo, porque no hay suficientes líneas en un televisor Full HD para escribir la letra pequeña de todos estos servicios. Hay sistemas de suscripción que mandan mensajes no solicitados por los que hay que pagar, canciones y juegos que se envían en varios mensajes, sin que sea necesario, sólo para aumentar la factura, y servicios que las operadores también dan, como el e-mail en el móvil o el messenger, pero revendidos al triple de lo que habría que pagar por la vía oficial -que ya es cara de por si-.
Están de moda los juegos que imitan a los superventas con poco disimulo y de forma bastante cutre como brain trainers, brain booster y similares, la reedición de clasicos con nombres que no obligan a pagar derechos o ahorran problemas legales -¿por qué llamar a tu juego comecocos si puedes llamarlo tragacocos?- y las aplicaciones más absurdas que se puedan imaginar como despertadores, contadores de calorías o mascotas virtuales con un nivel de inteligencia e interacción similar al de un palo de madera.
Imagino que tarde o temprano alguien hará algo para detener al menos los casos más escandalosos, o por lo menos para limitar sus anuncios en horarios de audiencia infantil, pero aún así a la hora de buscar culpables no sé muy bien donde habría que mirar. ¿El consumidor? ¿La empresa que vende el servicio, el juego o el politono? Sí, pero también los fabricantes de telefonía móvil por no hacer teléfonos en los que sea más fácil introducir contenidos desde un PC o las operadoras, por capar las posibilidades que a veces sí vienen con el móvil pero que no interesa promocionar. ¿No creen?
FUENTE: GagdetToBlog
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