Seguramente los medios de comunicación no van a prestar excesiva atención a este cineasta que cultivó el cine de género, sobre todo el fantaterror, y que siempre permaneció alejado de los grupos de presión, el lobby de la pancarta y demás mediocridades que ocultan bajo el aspaviento su alarmante falta de ideas.
Carlos Aured nació en Los Alcázares (Murcia) el 22 de enero de 1937 y falleció, víctima de un infarto, en Denia –donde residía– el domingo 3 de febrero de 2008. Acababa de cumplir 71 años y tras mucho tiempo alejado del cine había regresado de la mano de Paul Naschy con una película aún no estrenada: Empusa. Diversos problemas durante el rodaje provocaron la salida de Aured del proyecto. Sin embargo, la web oficial de la película presenta en sus créditos a Carlos Aured y a Jacinto Molina (Paul Naschy) como directores.
Conocí hace algo más de dos años a Carlos Aured y pude compartir con él apasionantes charlas sobre cine, anécdotas, trabajos, ilusiones de regresar al cine... De hecho me envió el guión de la obra que llevaba años intentando poner en pie: La sombra tras el cristal, una historia de suspense y fantasía muy interesante e intensamente personal.
Aured comenzó a trabajar en los años sesenta, aprendió el oficio en los platós, primero como script (Proceso a una estrella), luego como ayudante de dirección (Vivan los novios, Las melancólicas), y poco a poco fue subiendo en el escalafón. El cine se aprendía entonces tal vez del mejor modo posible: rodando y aprendiendo de otros directores consagrados.
Su gran oportunidad vino con la tetralogía de películas fantásticas que rodó con Paul Naschy como autor del guión y protagonista : El espanto surge de la tumba (su obra maestra y una de las mejores películas de terror del cine español), La venganza de la momia, El retorno de Walpurgis (una nueva vuelta de tuerca al famoso hombre lobo Waldemar Daninsky) y Los ojos azules de la muñeca rota. Todas son de 1973, algo insólito si lo comparamos con el depauperado panorama industrial del cine español de ahora mismo.
Pero Carlos Aured no pudo obtener la deseada continuidad: problemas con los productores, una fallida incursión en coproducciones con Estados Unidos, la fría carrera comercial de Los fríos senderos del crimen (1974)... Hubo de aceptar entonces encargos comprometidos y menores como La frígida y la viciosa (1981), tratando después de remontar con películas de suspense como El enigma del yate (1983) y Atrapados en el miedo (1985). Pero para entonces los nuevos vientos del cine español, el dirigismo de las subvenciones y la falta de apoyos ocasionaron su retirada, que no su gran afición al cine, que ha mantenido hasta el último instante.
Descanse en paz un buen hombre, un honesto artesano que en sus películas fantásticas y de terror demostró que poseía talento y pasión cinematográfica. No podremos ya ver en la pantalla su ultimo guión, pero si los productores de Empusa logran editar y distribuir la película, ésta se convertirá en un justo homenaje póstumo a un gran cinéfilo como fue Carlos Aured.
FUENTE: ElSemanalDigital
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