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El edificio de 'La comunidad', en ruinas y sin ascensor

jueves, 24 de abril de 2008 en 4/24/2008 03:26:00 p. m.
Dicen que fue el escenario de una película de terror vecinal, La comunidad, de Alex de la Iglesia, pero lo que viven ahora los pocos vecinos que quedan en este edificio municipal es pavor pero real.

Llegaron al número 15 de la carrera de San Francisco realojados de sus casas de Lavapiés. Les dijeron que era sólo por unos meses y que pronto volverían sin problemas a su piso pero ya rehabilitado.

Han pasado siete años y la conclusión para los ocho vecinos que quedan es que han sido engañados: «Nos dijeron que al año y medio podríamos volver a nuestras casas y nos han engañado. Llevamos siete años. No hay calefacción, nos han quitado el ascensor, ¿qué nos quitarán después, el agua, la luz? Estos pisos están ya que dan asco...», denuncia Nati que a sus 71 años tiene que subir hasta un sexto piso todos los días, e incluso varias veces, en unas viejas escaleras de madera que ni siquiera han pasado la última Inspección Técnica de Edificios.

«Tienen el edificio totalmente abandonado, hay ratas, entran cucarachas y lagartijas a mi piso, hasta le he tenido que dar yo las bombillas al guarda jurado para que pusiera luz en mi zona de escalera porque no se veía nada y daba miedo», añade Nati casi sin respiración todavía por el tercer piso.

El propietario de este inmueble protegido, situado en pleno centro de Madrid, es la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS). Sus ocupantes llegaron allí con el beneplácito municipal, realojados de otro edificio que se suponía en peores condiciones, en la calle de Valencia, número 17.

Sin embargo, el tiempo ha ido pasando y no sólo para las paredes de este edificio: «Estas casas son muy frías. Tengo tres radiadores eléctricos y ni así consigo no pasar frío», asegura Manolo, un electricista jubilado de 71 años que vive en el quinto.

Sin alternativa

«Lo de que nos quitaran el ascensor hace mes y medio nos ha matado, porque tenemos que subir cinco plantas varias veces al día y no estamos para eso», aclara.

El gerente de la EMVS, Juan José de Gracia, aseguró el pasado martes en la Comisión de Urbanismo que «el ascensor ha sido clausurado por Industria porque no cumple la normativa. Había que ampliar la cabina» pero no ofreció ninguna alternativa concreta a la situación que sufren estos vecinos.

La exigencia de una solución la presentó en comisión el portavoz de IU, Angel Pérez, quien aseguró que «no se puede realojar a la gente en semejante ruina».

Pérez denunció el retraso en la entrega de sus viviendas rehabilitadas pero sobre todo la situación que sufren en un edificio que es municipal: «Hay riesgo de desprendimientos dada la falta de mantenimiento por parte del Ayuntamiento, fugas en las redes de saneamiento, no pasó la ITV de edificios... Arreglen ya el ascensor o posibiliten que se puedan trasladar los vecinos a sus casas de una vez, y no envíen más técnicos para determinar lo mismo, que el edificio es una ruina».

De Gracia insinuó en la comisión la posibilidad de poder llevar a estas familias a otros pisos de la EMV pero no concretó nada ni prometió una revisión de estos realojos porque el Ayuntamiento insiste en que está a la espera de que la Comunidad de Madrid le entregue el edificio.

«Yo no sé de quién es la culpa. Sólo sé que mi casa está terminada desde hace tiempo en la calle de Valencia y no nos la dan. Nos dijeron que nos iban a trasladar en enero y tenemos todo embalado pero han pasado cuatro meses y nada. No tienen vergüenza los de la EMV ésa», critica la inquilina de este infierno con vistas.

De hecho, Nati ha pedido a todo el que la ha querido escuchar que se le realoje en el primer piso de la vivienda, que se le devuelva su casa en Lavapiés, que arreglen el ascensor... que hagan cualquier cosa para tratarlos como ciudadanos normales que son.

Manuel también tiene las maletas hechas desde hace meses. Todo es provisional en su vivienda pero, desde que murió su hermano hace tres años, se toma las cosas con más filosofía. «Nos dijeron que nos íbamos en enero y ya es abril... ¡Qué vamos a hacer!».

Los inquilinos, la mayoría de los cuales vivía desde hacía más de 20 años en la corrala de Lavapiés que se ha tirado y se ha hecho nueva, siguen pagando por esta ruina la misma renta antigua que en sus antiguas casas: 15 euros.

Ya no es una cuestión de dinero, ni de vistas, «una de las mejores de Madrid», reconoce Nati. Sino de vida, y muchos de los afectados sienten que se la están dejando en esa larga y oscura escalera y en esos pisos húmedos y fríos.

Están acostumbrados a poco espacio, a pocas comodidades. «Yo, en la calle de Valencia, vivía en un tercero interior también sin ascensor», reconoce Manolo. Pero el tiempo pasa factura a todos y este realojo les está saliendo muy caro.

FUENTE: ElMundo
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