Si está pensando en concursar en un programa de televisión para llevarse el bote y retirarse... ¡Olvídese! Será mejor que empiece a invertir su tiempo y su suerte en la lotería. Los participantes que han ganado premios históricos en la televisión dan fe de ello. La popularidad ha hecho mella en sus vidas... y Hacienda en sus bolsillos.
Ni Manolo Romero -un 'Magnífico' de 'Saber y ganar' (La 2) y titular de una de las cifras récord de 'Pasapalabra' (Antena 3)- ha conseguido vivir de los premios. El jerezano invirtió su 'pellizco' (más de un millón de euros)... en seguir trabajando. Abandonó su puesto en el Ayuntamiento para montar su propia librería.
"Tengo el premio guardado en caliente para ver si se multiplica", bromea Gilbert Trilles, ganador de los 600.000 euros de 'Allá tú'. Este animador infantil aún no ha tocado un céntimo del premio porque es su "seguro de vida". "Soy tontónomo y, después de caerme de los zancos y estar 40 días con los dos brazos escayolados, el dinero es un colchón que me da tranquilidad". Aun así, tiene pensado restaurar una casa rural y, en un futuro, alcanzar su sueño: "Montar un circo sin fieras, que para fiera ya estoy yo".
Millonarios
A pesar de lo que pueda parecer, los ganadores no cometen grandes locuras con el dinero. "Desde que ganas el premio hasta que lo cobras pasa mucho tiempo y la euforia se pierde", revela Víctor Puig, ganador del último gran bote de 'Pasapalabra' (Telecinco).
Enrique Chicote es uno de los ejemplos más cabales. Utilizó los 50 millones de las antiguas pesetas, que obtuvo hace ocho años en el '50x15' de Carlos Sobera, para "vivir sin la presión de la hipoteca", comprarse un coche, hacer un viaje y "tapar agujerillos". "Sólo nos permitimos pequeños caprichos. Nada de vida de millonarios", opina. "Estas cifras no cambian una vida", lamenta también el aspirante a empresario circense.
Además, todos coinciden en mencionar el 'palo' de Hacienda, "que se lleva casi la mitad". "Desde ahora Hacienda y yo somos socios", bromea Quim Brugada, que se embolsó hace una semana los 400.000 euros de 'El gran Quiz' (Cuatro). Chicote lo corrobora: "Hacienda somos todos y yo ya he puesto mi buena parte".
Chicote sigue levantándose todas las mañanas para impartir clase en un instituto. Víctor Puig continúa gestionando páginas web, aunque sus compañeros de trabajo ya no le consideran un "tipo tan serio como antes". Y Gilbert Trilles sigue modelando esculturas de globos con su hermana.
Para muchos, los concursos son como el sexo, casi todos los que prueban, repiten. Desde que Quim Brugada pisó el primer plató en un canal autonómico, no ha parado. Su última parada: 'El gran Quiz'. Y volverá a verlo. "Cada vez que sale un programa nuevo siento que tengo que estar ahí", asegura. ¿Qué le motiva? "Me gusta superar al resto de los concursantes. Esa sensación me gusta más que el premio".
La experiencia le ha servido de mucho. Pero en su primera vez se quedó bloqueado y de 30 preguntas, no contestó ni una "aunque sabía el 99% de las respuestas", se justifica. "Ahora voy a los concursos 'como Pedro por su casa'". Tanto es así, que no le importa la temática del programa. "Fui a 'Al pie de la letra', me pusieron una canción de Alaska y me arranqué por Barón Rojo".
El 'hobby' puede convertirse, de hecho, en una adicción. El psiquiatra José Cabrera señala que "al concursar repetidamente, pueden darse elementos psíquicos interesantes: histrionismo, inmadurez, búsqueda de dinero fácil, hedonismo...". Incluso perder puede llegar a ser un problema. "La frustración mediática es el alimento perfecto del rencor y en el espectáculo televisivo se añade la vergüenza colectiva de verse inferior a otros en un escenario".
Además del hedonismo, el premio suele ser otro reclamo importante. Gilbert Trilles acudió a un programa para buscar pareja sólo por el viaje. "Me presenté porque llevaba mucho tiempo sin pegarme unas vacaciones. Pero al final me quedé sin novia y sin viaje porque la chica no me eligió", confiesa.
Locos por la fama
La televisión es tan contradictoria como la vida misma: en ocasiones vuelve famoso al que no lo desea y castiga al que busca la popularidad. Gilbert Trilles perseguía publicitarse para encontrar trabajo y todavía espera una llamada. "¿Quién se acuerda hoy del Neng de Castefa?", critica. "En la tele sólo existes mientras estás en ella". No es el caso de Víctor Puig, que ha llegado a firmar en la Feria del Libro ejemplares que ni tan siquiera ha escrito -"Me reconoció un niño por 'Pasapalabra' y me pidió que le firmara el libro que llevaba"-. Ya sueña con volver al anonimato y emplear su premio en mudarse a Barcelona.
Lo mismo le sucedió a Enrique Chicote: "El primer mes tenía la sensación de que la gente se daba la vuelta y cuchicheaba a mis espaldas". Ocho años después, los alumnos del mítico ganador del '50 x 15' -que consumió el comodín de la llamada para avisar a su mujer de que se iba a llevar los 50 'kilos' del programa-, sacan a relucir el tema cada vez que se aburren en el aula.
Uno de los que mejor ha asumido la fama es Manolo Romero, a quien le han llegado a reconocer ¡en Rusia! El librero ya ve como algo normal que la gente entre en su establecimiento, se haga fotos con él y se vaya sin comprar nada. "Con el paso del tiempo la gente recuerda mi cara, pero no sabe de qué". Claro que Romero ha seguido en activo y ha participado recientemente en 'El gran Quiz', aunque sin obtener tan buen resultado como en los anteriores.
El último en saber lo que se siente al ganar es Gonzalo Belaustegui, el concursante que apareció en dos programas a la vez en la noche del lunes ('Identity', de La 1, y '¿Sabes más que un niño de Primaria?', de Antena 3). El habla de gastar los 31.000 euros en un viaje, pero hasta que despegue, saborea cada entrevista como si fuera la última. Su fama también tiene los días contados. ¿O no?
FUENTE: ElMundo
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Concursar, ganar y ¿a vivir?
domingo, 20 de julio de 2008
en
7/20/2008 06:21:00 p. m.
| Posteado por
pelopo82
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