Fue durante un concierto de casi tres horas, en el que el grupo liderado por Roberto Iniesta demostró que la experiencia es un grado y que, tras casi 20 años de carrera y 11 discos a sus espaldas, aún tiene mucho que ofrecer.
A pesar de un fallo técnico que se repitió durante varios momentos de la noche, los extremeños supieron conectar con el público con sus temas más míticos, como "So Payaso", "Salir" o "Sucede", que intercalaron con canciones de "La ley innata", su último trabajo que les valió recientemente el Disco de Oro.
Especies de todo pelaje
Entregados adolescentes en manada frente a treintañeros solitarios, macarras del barrio y hasta las pijas de turno no dejaron de acudir a la cita. Sin embargo, no podían faltar las chupas de cuero y las melenas de los rockeros más talluditos; de aquellos que vivieron su juventud escuchando la poesía urbana de Extremoduro.
Poco después de las 22:30 horas, y cuando los ánimos empezaban ya a calentarse, las luces se apagaron, cayó el telón y empezaron a sonar los primeros acordes de "Deltoya".
Así es como apareció Robe, ataviado con sus clásicos pantalones hippies y una camiseta morada, en una actitud de constante complicidad con su compañero de fatigas, el guitarrista Iñaki "Uoho" Antón.
Sin concesiones, a excepción de un "¡Que pasa, yepa!" al final del primer tema, la banda -formada además por J.I. Cantera a la batería y Miguel Colino en el bajo- no tardó en iniciar un repaso por algunos grandes éxitos de la talla de "Historias Prohibidas" o "Golfa", momento en que comenzó la agitación entre la gente del foso.

Para sorpresa de todos, y en especial de los fans más antiguos, Extremoduro se lanzó en seguida a tocar algunos temas de "La ley innata" como "Dulce introducción al caos", cuando los saltos fueron sustituidos por mecheros encendidos.
Y apagón incluido
Después de otras dos canciones de su último disco, y aunque la mayoría del auditorio pudo seguir la letra sin aparente dificultad, el concierto perdió la fuerza e intensidad lograda hasta el momento, ya que se trata de temas muy largos y quizás poco apropiados para un directo.
Con "Buscando una luna" llegó el ecuador y pareció recuperarse el ritmo. Sin embargo, la tranquilidad no duró demasiado y de pronto el sonido se interrumpió debido a un fallo técnico en el escenario, pese a que la gente creyó que se trataba de un corte intencionado y siguió cantando a capella durante varios minutos.
Extremoduro anunció entonces su habitual descanso de cuarto de hora -que terminó prolongándose casi el doble de lo previsto- para tratar de arreglar el caos. En este periodo, se hicieron algunas pruebas de sonido, e incluso uno de los responsables salió al escenario para disculparse en nombre de la banda.
Abrieron la segunda parte con "Papel Secante", y Robe -que, como de costumbre, suele dirigirse al auditorio en pocas ocasiones- lanzó un grito profundo en "Sucede". El cantante, guitarrista y compositor hizo alarde de una voz profunda aunque cascada, y que le aguantó en firme hasta las últimas notas de hits como "Standby" o "Puta".
"Jesucristo García" -uno de los temas con los que Extremoduro dio el salto a la fama- supuso el clímax de la noche, el instante en que el escenario vibró con más electricidad y el público echó el resto. Poco después, el cantante extremeño anunció que llegaba la hora de cerrar: "Hasta el próximo año. O si no, al otro o al otro. Os queremos".
Sin embargo, el verdadero adiós no llegó hasta tres canciones más tarde, cuando con "Ama", Robe se despidió haciendo un leve gesto con la mano, de hecho, no volvió a aparecer en el escenario junto al resto del grupo cuando salieron a saludar.
Extremoduro volverá a subirse hoy por la noche al mismo escenario, donde repetirá también el aforo completo -aunque en esta ocasión estará teloneado por el grupo Memoria de Pez- para cerrar definitivamente su "Gira 2008".
FUENTE: ADN








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