Así lo afirma el director de Oceana en Europa, Xavier Pastor, quien señala que el cambio climático está alterando las migraciones de muchas especies. Por lo que respecta a la carabela portuguesa, llevaba una década sin aparecer por el Mediterráneo y su presencia en las costas peninsulares podrían presagiar el inicio de una colonización de estas latitudes "al igual que han hecho otras especies invasoras". En ese caso podría constituir un problema, ya que esta especie tiene una merecida fama de mortífera. "Si se asentaran aquí sería un problema porque realmente son muy peligrosas".
Se la cataloga usualmente como la medusa más letal del mundo aunque ni siquiera es correcto calificar a la carabela portuguesa de medusa. Se trata de otro tipo de organismo denominado sifonóforos (Siphonophora), una orden de cnidarios hidrozoos que forman colonias flotantes.
Precisamente éste es uno de los rasgos que más lo aleja de las medusas, ya que a diferencia de éstas, la carabela se desplaza sobre la superficie del agua gracias a una vejiga rellena de gas que semeja una vela de barco y a la que debe su nombre. Su forma de globo azulado esconde unos tentáculos urticantes de hasta 30 metros de longitud que en su contacto con personas pueden producir quemazón, hinchazones y en caso de individuos alérgicos llevar incluso a un paro cardíaco. Su picadura también puede resultar letal en niños y en personas mayores o debilitadas.
"Si finalmente se extienden se convertirán en un problema para todo el sector turístico y para los bañistas autóctonos", advierte Pastor, quien añade que contra este tipo de plagas no cabe otro tipo de actuación que el de la mecánica recogida manual. Según informó tras la detección de los bancos el responsable del Centro Oceanográfico, Ignacio Franco, "entre un 30% y un 50% de la gente a la que afecta la carabela portuguesa puede acabar hospitalizada". Los síntomas se presentan en forma de taquicardias, sudoración, mareos y dificultades respiratorias que pueden desembocar en ataques al corazón en los casos más extremos.
Las causa directa de la aparición en el Mediterráneo de una especie más cómoda en aguas más frías y abiertas son las corrientes de aire, aunque tanto Pastor como Franco señalaron que existen otros factores que han contribuido a su llegada como el cambio climático, la sobrepesca o la abundancia de alimento. Asimismo, su depredador por excelencia, la tortuga boba, no pasa por uno de sus mejores momentos ya que su población se ha visto drásticamente reducida en los últimos años.
La Temporada
A pesar de este sorpresivo e indeseado invitado, el director de Oceana considera que no existen motivos para pensar que el verano de 2009 sea más prolífico en presencia de medusas que el anterior. Más bien al contrario, ya que Pastor señala que las abundantes lluvias de este año pueden reducir su llegada. Con las precipitaciones se crea un "cerco" de agua fría y dulcificada que puede mantener a raya a las medusas, más afines del calor y la sal. En todo caso, Pastor subraya que "no existen previsiones oficiales sobre la llegada de medusas de cara a la temporada", y bien pudiera resultar que como en el verano pasado, cuando se anunció la llegada de grandes bancos, sus visitas fueran más bien esporádicas.
FUENTE: ElMundo
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