Al principio, al pequeño Harry le hizo gracia la coincidencia ya que pensó que sería divertido. Nada más lejos de la realidad. Ha tenido que aguantar bromas de compañeros, policías, compañías telefónicas, profesores y hasta de un árbitro de fútbol. Es más, el primer día que quedó con la que hoy es su novia tuvo que enseñarle el pasaporte, la tarjeta de crédito y su carné de conducir para demostrarle que se llamaba de igual manera que el personaje de ficción.
Las anécdotas que ha vivido en los últimos 12 años han sido incontables. Sin ir más lejos, en una ocasión un empleado de una empresa de autobuses se negó a entregarle un abono cuando al preguntarle el nombre le contestó con un lacónico 'Harry Potter'. Pensó que se estaba riendo de él. Algo parecido le sucedió cuando intentó hacerse socio de su club de toda la vida: el Porstmouth FC.
Aún recuerda la cara con la que le miraron cuando entregó un currículum en el banco Lloyds TSD en el que hoy trabaja. "Soy la única persona del edificio que no debe usar su nombre completo cuando habla con un cliente por teléfono", bromea Harry Potter. Y es que las veces en que lo ha hecho, las cosas no han acabado bien sonrisa
Las similitudes entre el mago y él no acaban en el nombre. La casualidad ha querido que además tenga una pequeña cicatriz en la frente, igual que el personaje de las novelas de JK Rowling y que, por si eso fuera poco, comparta edad con Daniel Radcliffe, el actor que da vida a Harry Potter en la gran pantalla.
FUENTE: AbadíaDigital
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