Comienzos de los años setenta. Sur del Bronx. DJ como Kool Herc, Afrika Bambaataa, Grandmaster Flash o Grand Wizard Theodore se conectaban a la electricidad de las farolas en los parques para hacer fiestas. Lo importante era ver quién tenía la mejor colección de discos y el equipo de sonido más potente. Mientras, los más jóvenes bailaban un extraño estilo basado en piruetas y giros en el suelo. De ahí nació el breakdance. Y de la necesidad de un animador que fuera hablando sobre las bases de los DJ surgió el rap. Sólo faltaba un pilar para completar el 'kit' de un movimiento cultural que hoy se conoce como hip hop: el grafiti, que partiría de aquellos chavales marginales hispanos y negros que se dedicaban a 'decorar' los vagones del metro neoyorquino con su firma.
Mientras aquellos chicos daban rienda suelta a la imaginación y a la denuncia social en Estados Unidos, aún no habían nacido ni Rafael Fernández, ni Sergio Albarracín, ni Aitor Millán... ni tantos otros que tomarían el relevo en Málaga. Hoy, muchos de ellos son referente nacional del rap. Por supuesto, no con esos nombres. En realidad, sobre el escenario son Capaz (de Hablando en Plata), Elphomega y Jefe de la M, respectivamente. Llevan en esto casi quince años y saben de lo que hablan. Como muchos otros que pusieron la semilla del hip hop en Andalucía desde la capital malagueña, como D.O. (grupo formado por los hermanos David y Óscar), Dark Side Poets o Da Dickx (donde se encontraba un joven Capaz). En la variedad está la seña de identidad local. «Fuimos los primeros en hacer rap con acento andaluz», recuerda Jefe de la M, primero productor y después MC (vocalista de rap). Nazion Sur le introdujo el gusanillo. Lo mismo que otros muchos. No en vano, está considerado uno de los pioneros del hip hop español, allá por los inicios de los noventa, y prácticamente el primero del ámbito malagueño.
Mientras aquellos chicos daban rienda suelta a la imaginación y a la denuncia social en Estados Unidos, aún no habían nacido ni Rafael Fernández, ni Sergio Albarracín, ni Aitor Millán... ni tantos otros que tomarían el relevo en Málaga. Hoy, muchos de ellos son referente nacional del rap. Por supuesto, no con esos nombres. En realidad, sobre el escenario son Capaz (de Hablando en Plata), Elphomega y Jefe de la M, respectivamente. Llevan en esto casi quince años y saben de lo que hablan. Como muchos otros que pusieron la semilla del hip hop en Andalucía desde la capital malagueña, como D.O. (grupo formado por los hermanos David y Óscar), Dark Side Poets o Da Dickx (donde se encontraba un joven Capaz). En la variedad está la seña de identidad local. «Fuimos los primeros en hacer rap con acento andaluz», recuerda Jefe de la M, primero productor y después MC (vocalista de rap). Nazion Sur le introdujo el gusanillo. Lo mismo que otros muchos. No en vano, está considerado uno de los pioneros del hip hop español, allá por los inicios de los noventa, y prácticamente el primero del ámbito malagueño.
Comienzos difíciles
Allí estaban Mr. Kan, Sr. Narko, Rayka, Total S (hoy Spanish Fly, Triple XXX junto a Gordo Master), Elfo (Elphomega), y Secko. Sólo autoeditaron tres maquetas, pero fueron muy populares entre el escaso público que por aquel entonces consumía este tipo de música. El circuito independiente de casetes era el único mercado accesible. «Antes, sólo uno de nosotros tenía MTV y conseguir un casete era una odisea», recuerda Sergio Albarracín, más conocido como Elphomega. Para él, hoy todo «está muy estandarizado».No hay duda de que el hip hop se ha puesto de moda. Como advierte el productor Jorge Masot, o lo que es lo mismo Big Hozone, «antes, los quinceañeros se apuntaban al rock y ahora prefieren el rap». Según este cotizado malagueño, la película '8 millas' (2002), protagonizada por Eminem, marcó tendencia. Poco a poco, ha ido sumando adeptos. Hasta el punto de que algunas salas tienen que colgar el 'no hay billetes' en muchas actuaciones. Véase la última de Jefe de la M y Triple XXX en la Vivero el pasado 13 de noviembre.
«En Málaga hay mucha personalidad, cada grupo tiene su propio sonido y hay mucha savia nueva; son muy pocos los que se van y muchos los que siguen llegando», sostiene Jefe de la M, más partidario del rap «para gente de barrio que del mensaje político».
Algo parecido hace Antón Martín en Picos Pardos. Al fin y al cabo, se define como «reportero de la calle». «Mi único objetivo es buscar la felicidad a través de la creatividad y compartirla con la gente», asegura este malagueño de 28 años para quien «se aprende tanto de la buena como de la mala vida». Y, como destaca, en Málaga «se vive más en la calle». «La gente es nuestra pintura», apunta Capaz, mientras da los últimos retoques a su nuevo disco, previsto para marzo. El suyo es un rap más oscuro, más tétrico. Con sello propio. El que le ha llevado a colaborar con los más destacados del mundillo, como Frank T, El Chojin, Jota Mayúscula o incluso Fito, prueba de esa «apertura y frescura» de la que presumen todos los raperos malagueños y que caracteriza un estilo rico en matices e influencias.
«En Málaga hay mucha personalidad, cada grupo tiene su propio sonido y hay mucha savia nueva; son muy pocos los que se van y muchos los que siguen llegando», sostiene Jefe de la M, más partidario del rap «para gente de barrio que del mensaje político».
Algo parecido hace Antón Martín en Picos Pardos. Al fin y al cabo, se define como «reportero de la calle». «Mi único objetivo es buscar la felicidad a través de la creatividad y compartirla con la gente», asegura este malagueño de 28 años para quien «se aprende tanto de la buena como de la mala vida». Y, como destaca, en Málaga «se vive más en la calle». «La gente es nuestra pintura», apunta Capaz, mientras da los últimos retoques a su nuevo disco, previsto para marzo. El suyo es un rap más oscuro, más tétrico. Con sello propio. El que le ha llevado a colaborar con los más destacados del mundillo, como Frank T, El Chojin, Jota Mayúscula o incluso Fito, prueba de esa «apertura y frescura» de la que presumen todos los raperos malagueños y que caracteriza un estilo rico en matices e influencias.
El mestizaje de Little Pepe
No hay más que ver, o mejor dicho, escuchar a Little Pepe, el mejor ejemplo de mestizaje musical, puente entre el hip hop y el reggae. Su base está en el día a día: «Me nutro de la vida, de las personas, de la interacción, porque yo creo que de lo que vive el artista es de la empatía». Criado entre música y literatura, este joven de 25 años, estudiante de Técnico Superior de Sonido, tiene algo claro: «Ni el reggae ni el rap son subgéneros». Aunque se hayan asociado -y algunos lo sigan haciendo- a las minorías, en realidad, hoy es lo contrario.
Lo constata Francisco Reyes, profesor en la Universidad Complutense de Madrid de una asignatura dedicada al hip hop: «La música rap en España es la que exponencialmente está creciendo más, mientras que el resto de estilos musicales están bajando». A su juicio, grupos como Triple XXX y Hablando en Plata están «entre los mejores del país». Tal es el buen estado de salud del género que ha servido de eje central a un documental realizado en Málaga, protagonizado por grupos locales y producido por Medialab. Habrá que esperar a 2010 para verlo.
Gracias a Laura.
Fuente: Diario Sur
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