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Halladas dos historias inéditas en los archivos de Agatha Christie

sábado, 27 de marzo de 2010 en 3/27/2010 03:26:00 a. m.
El descubrimiento de dos historias inéditas de Agatha Christie entre los archivos y documentos caóticamente almacenados en su casa de vacaciones de Devon podría ser el argumento de una de sus múltiples novelas. Pero no han sido el bigotudo Hercules Poirot ni la pueblerina Miss Marple quienes han realizado el hallazgo, sino un investigador irlandés experto en la obra de la prolífica escritora. Descubrí los relatos explica John Curran, que está haciendo una tesis doctoral en el Trinity College de Dublín cuando un nieto de Agatha Christie me invitó a pasar el fin de semana en Greenaway, la fabulosa residencia georgiana de tres plantas y color crema, rodeada de jardines con rosales y rododendros que llegan hasta el río, donde la novelista escribió la mayor parte de sus libros, para que ordenase y valorase los archivos. No me podía creer lo que tenía delante.

La aparición de las dos historias El incidente de la pelota del perro y La captura de Cerbero no es un misterio propiamente dicho, porque ya se hace mención de pasada a ellas en dos biografías de la autora, por Janet Morgan y Laura Thompson. Hasta ahora, sin embargo, no se les había atribuido especial importancia, en el caso de la primera porque es como una versión con un final diferente de El testigo mudo, y en el de la segunda porque originalmente fue escrita para una serie de doce relatos protagonizados por Hércules Poirot (Los trabajos de Hércules), pero no apareció en la versión definitiva que se publicó en 1947, siendo sustituida por otra con el mismo título.

Era conocida la existencia en Greenaway de 73 cuadernos con notas manuscritas de Christie que abarcan toda su carrera comonovelista, desde los años veinte hasta su muerte en 1975, pero hasta la intervención de Curran nadie había tenido la paciencia de transcribir su endiablada escritura y buscar referencias literarias y pistas sobre las tramas de sus novelas en medio de listas de la compra, números telefónicos, nombres de personajes y lugares, y las más variopintas consideraciones sobre su rutina diaria o cualquier cosa que le venía a la cabeza, sin poner nunca una fecha. La autora de Muerte en el Nilo o Los diez negritos trabajaba en medio del más absoluto caos.

Después de aquel fin de semana en que Matthew Prichard el nieto de Agatha Christie le abrió las puertas de Greenaway, John Curran se pasó cuatro años inmerso entre todos los libros, cuadernos, documentos y papeles que encontró, desbrozando la paja, estableciendo conexiones y poniendo orden. El resultado es un libro que se publica ahora en España, y que contiene los dos relatos inéditos (ya está trabajando en un segundo volumen).

La captura de Cerbero no se publicó en su día por considerarse políticamente incorrecta, ya que a la escritora se le ocurrió crear como protagonista a un hombre bajito y con bigote llamado August Hertzlein (las iniciales de Adolf Hitler), que se dedica a repartir propaganda entre los jóvenes. Agatha Christie no estaba especialmente interesada en la política, y no se sabe qué se le pasó por la cabeza, pero fue persuadida de que sustituyera el relato (parte de una colección de doce para la revista Strand) por otro del mismo título pero temática totalmente diferente en Los trabajos de Hércules, dice Curran.

Agatha tenía una memoria fotográfica y nunca desaprovechaba una idea añade. Los cuadernos demuestran que con frecuencia reciclaba viejos argumentos que había imaginado años atrás, les daba la vuelta, alteraba el final o cambiaba los nombres de los personajes. Ha sido una extraordinaria aventura intentar establecer cómo funcionaba la mente de la autora, a la que admiro desde que era adolescente, a través de su metodología y manías.

Los misterios de Agatha Christie son los libros más vendidos de la historia, después de la Biblia y el Corán. Su estilo sencillo y sin pretensiones, accesible a todo el mundo, la ha hecho inmensamente impopular, pero también significa que muchos críticos consideren que su obra es para el consumo de masas agradable de leer pero sin profundidad ni dominio del lenguaje y no propiamente literatura. Escribía muy deprisa, y veía absurdo dedicar más de tres meses a una novela. Una de sus mayores virtudes era la honestidad: daba las pistas necesarias para que cualquier lector resolviera el misterio.

FUENTE: LaVanguardia
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