En la trayectoria de la poesía implícita erótica española (pueden verse estos aspectos en la obra Poesía erótica del Siglo de Oro de la editorial Crítica), la codificación de un doble significado de tintes erótico-pornográfico en el cancionero español evoluciona con el tiempo hacia una expresión totalmente explícita conforme el sistema y la moral de la época pudieran permitirlo. Considero que no hay que olvidar nunca en esta trayectoria lo increíblemente voluble que puede llegar a ser, y no solo en esta manifestación artística, sino en cualquiera que roce el pensamiento y el arte.
De manera transversal, este fenómeno aparece y desaparece constantemente en distintas expresiones; una de ellas es la música, sobre todo en lo referente a la explosión como cultura de masas a partir de los años 1940 en adelante. A raíz de la desestructuración mundial a causa de la 2ª Guerra Mundial, los criterios morales planean una vuelta férrea a la tradición, con el fin de comenzar a plantear un nuevo proceso de valores sumido en la doctrina clásica occidental (siempre que hablemos de occidente, evidentemente) y como único apoyo para evitar desastres como los acaecidos pocos años atrás en forma de guerras entre iguales. No es quizá, hasta la revolución de la cultura beat y pop, a partir de la década de 1960 cuando, a modo de ruptura de los valores tradicionales hasta entonces, comienzan a surgir movimientos subversivos que pretenden una vena explícita de diversas temáticas, entre ellas el sexo o las drogas, rodeadas de jóvenes inquietudes que las promueven.
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En el caso de España, el franquismo, como todos sabemos, sumiría al país durante 40 años más (relativo a sus países coetáneos) a una dura restricción de valores morales que impedían la “lengua en plata” de temas catalogados como impúdicos: censuras en el mundo musical, el cine y cualquier manifestación del pensamiento o del arte.
El ingenio, como si de una vuelta a los valores conceptistas habláramos, vuelve a surgir entonces a la sazón de dichas restricciones, ocurriendo fenómenos curiosos, que permiten la publicación y difusión de temas musicales que llevan un mensaje sexual claramente implícito, pero que son burlados fácilmente por los censores, dedicados estos a buscar referencias explícitas que pudieran resultar contrarias a la moral.
En 1968, el cantautor Joan Manuel Serrat publica en el LP La paloma una canción llamada Poco antes que den las diez en la que se podía leer de manera implícita una relación sexual extramatrimonial entre una joven pareja, dejando en el mensaje de primer nivel, la preocupación de una chiquilla por llegar a su casa a una hora fijada para evitar reprimendas. Esta canción obtuvo notable éxito de ventas y, pese a la represión que tuvo el cantante por su interés en la canción catalana, no hay muestras de que este tema fuera censurado; como hoy en día, la canción se entiende perfectamente, y no ha perdido vigencia su contenido implícito.
Un caso menos conocido es el del cantautor Patxi Andion, que publica en 1971 un tema musical llamado Samaritana, en el que se puede leer de manera implícita la relación con una prostituta, siendo una relación amoroso-azarosa el mensaje que leemos en el nivel superficial. Andion había tenido problemas radiofónicos anteriormente por incluir la palabra “coño” en el tema Mi niñez, lo cual propició que posteriormente no se le haya reconocido a la manera de cantautores de la talla de Serrat y que su obra sea bastante desconocida en circuitos comerciales. Como dato curioso, he notado que la palabra samaritano/na no aparece en el diccionario de aquel entonces la acepción que si está registrada hoy día como adj. Dicho de una persona: Que ayuda a otra desinteresadamente, significado que el autor quiso plasmar en su canción, como si restara importancia a que la prostituta le cobrara dinero por el acto sexual, pensamiento que se hace evidente en el “y no me acuerdo ya / de si te pagué”.
Como decía antes, la principal preocupación de los censores de la época era erradicar los mensajes explícitos o con controversia evidente en las letras musicales; para ello, cuatro buenos ejemplos para ilustrarlo, aunque ya hemos visto como el propio Andion había sufrido esta censura: en la conocida canción Bésame mucho , de Consuelo Velázquez publicada en 1941, popularizada por Lucho Gatica y Sara Montiel, reclamaba besos “como si fuera esta noche la última vez” lo que resultó una provocación para los censores. Del mismo modo, la canción Cachito, también de Consuelo Velázquez y publicada pocos años antes, fue censurada por creer que se estaba refiriendo al miembro viril de un presunto amante: "Cachito, Cachito, Cachito mío / pedazo de cielo que Dios me dio". En realidad, la canción estaba inspirada en el hijo pequeño de la intérprete al que llamaban así familiarmente. Lo mismo ocurrió con El hombre es como el auto, de Mario Clavell o Bésame, morenita, del colombiano Álvaro Dalmar de 1955: "Bésame, morenita (...) que me está pidiendo que chupe, que chupe que es más sabroso, que beso y mordisco me sabe a poco". Pura pornografía para los censores.
De seguro que habrá muchos más casos conocidos y aún por conocer, pero basta este breve esbozo para confirmar la tradición erótico-pornográfica en la expresión musical de los últimos años, para traer a la actualidad estos pensamientos que ya se nos muestran desde el siglo XIV.
Como apunte final, decir que tras la ruptura con el dictado franquista, en los años de transición democrática que le siguen, la vena implícita se va desvaneciendo y entraríamos así en un periodo de consideraciones sexuales explícitas, sobre todo con lo que supuso la denominada “Movida Madrileña” en la que los signos de represión tornan en mensajes claros y expresos como ruptura directa aunque, con el paso de los años, se vuelve poco a poco a esos signos encubiertos y recursos eufemísticos para temas “delicados”; para ello, una muestra: Mujer contra mujer del grupo Mecano, publicada en 1989.
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