La primera película importante de Allen fue «Apuestas contra el mañana», de Robert Wise, con guión de Abraham Polonsky, una de las grandes víctimas del macartismo. Pero su título más recordado es «El buscavidas», de Robert Rossen, aquella mítica cinta en la que Paul Newman se jugaba al billar sus pulgares. Otros títulos destacados son «América, América», de Elia Kazan; «Raquel, Raquel» y «Harry e hijo», de Paul Newman; «El restaurante de Alicia», «Pequeño gran hombre» y «La noche se mueve», de Arthur Penn; «Matadero Cinco» y «El castañazo»; de George Roy-Hill, «Serpico» y «Tarde de perros», de Sidney Lumet; «Rojos», de Warren Beatty, «Un lugar llamado milagro», de Robert Redford; y «La familia Addams», de Barry Sonnenfeld. No puede ser casualidad que montara tantas películas tan interesantes, muchas de ellas dirigidas por actores que recurrían a su habilidad para ayudarles a contar una historia.
Nacida en Cincinnati el 3 de diciembre de 1923, Dede Allen abandonó la escuela para empezar a trabajar como mensajera en Columbia Pictures. Sus primeros encargos fueron anuncios para la entonces incipiente industria televisiva. Como admiradora de la escuela europea del montaje, fue una de las primeras en empezar las escenas con primeros planos y en adelantar el sonido de la siguiente escena mientras aún utilizaba imágenes de la anterior. Allen creía firmemente, y lo demostró, que hacer avanzar la acción era en gran medida un trabajo del montador.
FUENTE: ABC
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