Citada como influencia por numerosos cineastas de este medio siglo, la película sobresale dentro de la larga y brillante filmografía de Billy Wilder, quien también fue coautor del guión junto a su entonces inseparable I.A.L. Diamond.
La cinta alcanzó un gran éxito en la gala de los Oscar, logrando cinco estatuillas: mejor película, mejor director, mejor guión original, mejor edición y mejor diseño artístico para una película en blanco y negro.
Todo ello en una edición en la que tuvo que competir con películas míticas como El Álamo, Psicosis, El fuego y la palabra o Éxodo.
Los protagonistas son la clave
El éxito de El apartamento se debe, en buena parte, a la simpatía que generan sus desgraciados protagonistas.
Por un lado, C.C. Buxter (Jack Lemmon), un anónimo empleado de una gran compañía de seguros de Nueva York que sólo despierta el interés de sus superiores gracias a su apartamento, que cede para que otros gocen de los escarceos amorosos que él carece.
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Wilder contó que la idea que le vino a la cabeza fue la de "un hombre explotado, soltero y solitario, que cuando vuelve a casa por la noche se mete en una cama que todavía conserva el calor de las personas que han estado allí antes".
Por otro, la guapa ascensorista aunque poco centrada Frank Kubelik (Shirley McLane), enamorada del jefe de Buxter (impresionante Fred MacMurray) y usuaria del apartamento.
La soledad terminará desencadenando la chispa entre estos dos desdichados, que se resume en el magnífico diálogo final, cuando los protagonistas reparte los naipes. "¿Me oye, señorita Kubelik? Estoy locamente enamorado de usted", dice Buxter mientras juega a las cartas.
"No diga más y juegue", le replica el personaje que encarna McLane mientras se quita el abrigo con una sonrisa pícara. Sobran las palabras.
La gran obra de Wilder
Wilder, que ya era una director de enorme prestigio y que ya había gozado de un gran éxito un año antes gracias a Con faldas y a lo loco, terminó por subir a los altares con este título. Pero todavía nos dejaría algunas obras maestras en años sucesivos como Uno, dos tres, En bandeja de plata o La vida privada de Sherlock Holmes.
Tres años después de El apartamento, director y actores repitieron en la comedia musical Irma la dulce, de excelentes resultados pero que no llegó al nivel de su predecesora.
El apartamento ha quedado para la historia del cine como una de esas películas intemporales que todo el mundo cita a la hora de enumerar su lista de favoritas.
Por otro, la guapa ascensorista aunque poco centrada Frank Kubelik (Shirley McLane), enamorada del jefe de Buxter (impresionante Fred MacMurray) y usuaria del apartamento.
La soledad terminará desencadenando la chispa entre estos dos desdichados, que se resume en el magnífico diálogo final, cuando los protagonistas reparte los naipes. "¿Me oye, señorita Kubelik? Estoy locamente enamorado de usted", dice Buxter mientras juega a las cartas.
"No diga más y juegue", le replica el personaje que encarna McLane mientras se quita el abrigo con una sonrisa pícara. Sobran las palabras.
La gran obra de Wilder
Wilder, que ya era una director de enorme prestigio y que ya había gozado de un gran éxito un año antes gracias a Con faldas y a lo loco, terminó por subir a los altares con este título. Pero todavía nos dejaría algunas obras maestras en años sucesivos como Uno, dos tres, En bandeja de plata o La vida privada de Sherlock Holmes.
Tres años después de El apartamento, director y actores repitieron en la comedia musical Irma la dulce, de excelentes resultados pero que no llegó al nivel de su predecesora.
El apartamento ha quedado para la historia del cine como una de esas películas intemporales que todo el mundo cita a la hora de enumerar su lista de favoritas.
FUENTE: RTVE
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