El tatuador, que estaba sólo y no había nadie que avisara al cliente, le dijo a la víctima que debería cubrirse el tatuaje durante unas semanas y que no se lo enseñara a nadie, cosa que no hizo y así se enteró de lo que tenía.
El acusado de realizar el singular tatuaje tiene 21 años y ahora se enfrenta a una demanda por delitos contra la seguridad pública y por no tener licencia para realizar tatuajes. Además deberá pagar entre 600 y 2 mil dólares para que su víctima se borre el tatuaje.
Visto en El Comercio
Gracias, Noé
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