Zhang, de 28 años, salió de la cárcel en abril, empeñó sus dos medallas en 2007 por unos 50 yuanes cada una (el equivalente a siete dólares, o cinco euros) y poco después fue arrestado por robar ordenadores, móviles y otros materiales en una escuela de deporte de Pekín.
En abril de este año salió de prisión y desde entonces ha estado pidiendo y durmiendo en la calle, hasta que los medios chinos lo han descubierto.
Zhang, nacido en una humilde familia de Baoding (provincia de Hebei, norte de China) comenzó a entrenar a los cinco años, junto a futuras estrellas de la gimnasia nacional como Yang Wei, a la postre campeón olímpico, y era una estrella en ciernes cuando hace 10 años ganó dos oros en la Universiada pequinesa.
Sin embargo, un año después sufrió una grave lesión en el tendón de Aquiles que le apartó del equipo nacional y le relegó al provincial de Hebei, del que se retiró años después tras desavenencias con el entrenador y recibiendo una compensación de 38.000 yuanes (5.800 dólares, 4.100 euros).
Su lesión y la falta de una educación superior, le impidieron encontrar un trabajo, lo que le llevó a la delincuencia y la mendicidad, según contó el propio Zhang a los medios.
No obstante, el oficial China Daily intenta buscar "final feliz" al drama del ex gimnasta Zhang, señalando que desde que su caso ha salido a la luz pública, muchos han ofrecido ayuda al deportista retirado para que salga del arroyo.
Una cadena hotelera, por ejemplo, se ha ofrecido a dar trabajo al ex convicto, mientras que una fundación liderada por la campeona olímpica de patinaje de velocidad Yang Yang ha contactado con Zhang para darle atención psicológica.
FUENTE: 20 Minutos
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