Parece ser que Li no lo está haciendo por ninguna causa célebre (ni por la lucha contra el cáncer, ni por la paz mundial, ni por las ballenas, ni contra el hambre,...), tampoco lo está haciendo para enviar sus experiencias a seguidores en Twitter o Facebook; lo hace sencillamente porque le dio la gana. Lo puede hacer y lo está haciendo.
Li dijo a un telediario:
"Inicialmente, me sentía presionada para responder y compartir todas mis sensaciones. Ahora tengo una versión más breve: sentí ganas de caminar. Decidí vivir el instante actual, el momento en vez de inventar fantasías para el futuro".
En los meses que lleva caminando ha encontrado gente generosa, amable,
"Me dan tarjetas de regalo de McDonald’s e insisten en que las acepten. Una vez que entré en una tienda alguien puso veinte dólares en mi carrito, no se quien fue".
La distancia es cinco mil kilómetros cruzando desiertos, montañas, valles y planicies.
FUENTE: El Molino Online
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