Deborah y Heath Campbell perdieron la custodia de los tres menores, de 5, 4 y 3 años, respectivamente, en 2009, después de la denuncia de una pastelería que se negó a personalizar una tarta para Adolf en su tercer cumpleaños. Desde entonces, los niños han estado a cargo de los servicios sociales.
La semana pasada, un juez decretó que existen evidencias de abusos, violencia deméstica y abandono de los niños, y envió el caso a la corte familiar para que decida en diciembre. Los padres deberán esperar hasta entonces para saber si podrán recuperar definitivamente a sus hijos.
Los Campbell denuncian que tanto el juez como la División de Juventud y Servicios Familiares (DYFS, en sus siglas en inglés) les reconocieron que tales evidencias no existían y que se llevaban a sus hijos por los nombres de inspiración nazi que les pusieron. "Nos los quitaron por los nombres", se quejaba el padre a la cadena NBC. "No duermo, no como, echo de menos a mis hijos", agregaba la madre.
"No es que esté creciendo para ser un asesino o algo así", aseguraba Deborah tras el incidente de la tarta hace dos años. "Yo sólo fui a coger la tarta... fue todo un circo racista", denunciaba entonces Heath.
Ambos saben la controversia existente en torno al nombre de sus hijos, pero aseguran que no es su intención generar polémica. "Esto es América, dicen que es libre, tienes el derecho de llamar a tus hijos como quieras, no importa cómo", afirmaba el padre.
FUENTE: Público
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