Tras mostrarse arrepentido por lo que hizo, ha dejado claro que lo volvería a hacer si en cualquier otro momento una persona se comporta "de esa misma manera, que se 'meaba' en la cama y se emborrachaba". No obstante, ha manifestado que le hubiera gustado que la víctima fuera su padre, al que odia "hasta el morir".
Escoltado por tres agentes de la Policía Nacional, considera que su comportamiento "no es propio de una persona que sea normal", aunque ha declinado llamarse a sí mismo "loco". Motivo éste por el que ha asegurado que está "pidiendo a gritos" un médico que le pueda atender.
Precisamente, ha sido su estado de enajenación mental el que ha alegado la defensa para pedir su internamiento en un centro psiquiátrico para poder así recibir la atención que, según ha reprobado, nunca ha tenido.
Al comienzo del juicio, que se prolongará previsiblemente hasta el jueves, la defensa ha hecho referencia a que se trata de una persona "con desequilibrio mental, una grave alteración psíquica que le hace no saber lo que está y no está mal".
"No es el monstruo que aquí se relata, pero sí persona desequilibrada", ha aclarado el abogado defensor, quien ha recordado que confesó ser autor material del asesinato y ha pedido al Jurado Popular que no lo condenen como "penalmente responsable" insistiendo en su estado de desequilibrio mental al ser un enfermo "muy enfermo".
INCULPA A UNA SEGUNDA PERSONA EN EL CRIMEN
El procesado ha descrito el transcurso de cómo acabó con la vida de su compañero de piso, con el que comenzó una discusión porque le quiso decir "las cuatro verdades de la vida, ya que la manera que tenía de ser y de actuar conmigo no tenían que ser esas".
"Por eso lo desaté e intenté hablar con él, le lavé la cara y le di la opción de que me explicara por qué era un borracho y un drogadicto, porque esa no es la manera de ser de una persona", ha explicado el acusado, quien ha advertido que hizo con la víctima lo que tenía que haber hecho con su padre, "que es poco, porque le tenía miedo y abusaba sexualmente".
Alejandro ha contado que le pegó primeramente con un palo de atizar el fuego en la cabeza y con un cable de un ventilador lo ató de pies y manos porque "quería que me marchara del piso", pero intentó escapar y tras golpearle nuevamente con un palo, "traté de cortarle el cuello con un cuchillo y después cogió un destornillador y se lo clavé en el pecho, pero como no se moría intenté asfixiarlo. Cuando vi que los brazos cayeron al suelo, observé que estaba muerto".
Momentos en los que, según ha recordado este martes, no era él mismo, sino que se encontraba en un estado de "enajenación o no sé cómo se llama eso".
Una vez muerto, ha expuesto que se lavó, se fumó tres o cuatro 'porros' de marihuana y se puso a ver una película de 'Rambo' en la televisión; momento en el que Jesús, apodado como 'El tachuelas', llamó a la puerta. Una de las sorpresas del juicio ha sido que por primera vez, el acusado ha incriminado a una segunda persona, su amigo Jesús, quien le ayudó a meter el cadáver de la víctima en una tinaja.
El procesado ha revelado que cuando 'El tachuelas' entró en el domicilio observó el cuerpo de la víctima y un gran charco de sangre y "nervioso", días después le ayudó a esconder el cuerpo en una tinaja, acordando que al día siguiente "haría dos atracos y me ayudaría a salir del pueblo escondido en el maletero de su coche".
Previamente, Alejandro profanó el cadáver de su compañero de piso, metiéndolo en un primer momento en el frigorífico para "comérselo" y después en una tinaja. Cuando los agentes lo encontraron, llevaba en su bolsillo uno de los dedos cortados de la víctima con la clara intención, ha afirmado, de "meterlo en el buzón del sobrino del alcalde para amenazarlo y asustarlo".
También ha señalado que fue a 'El tachuelas' al que le comentó, semanas antes de cometer el crimen, que "la cosa no estaba bien y que iba a explotar, porque yo era quien hacía las labores domésticas porque aquello era una pocilga". "Hay que ser una persona limpia, qué menos que tener el detalle de ser una persona curiosa y no un cerdo", ha incidido el procesado, quien ha confesado ser un "fanático de la limpieza".
"Intenté darle un escarmiento, un aviso, de que quien tenía el poder era yo", ha destacado Alejandro, quien no se ha reafirmado en la declaración inicial que hizo ante la Guardia Civil, donde contestó a preguntas de los agentes de si se había regodeado que "uno no sabe lo que disfruta haciendo eso, porque tienes todo el poder en tus manos". Ha justificado esta respuesta al considerar que en ese momento tenía "un ataque de ira".
"LA TINAJA NO TENÍA ALTURA"
La versión del acusado de que necesitó la ayuda de un segundo, en este caso su amigo 'El tachuelas', para introducir el cadáver de la víctima en la tinaja ha sido desmontada por la instructora del caso, quien ha sostenido que aparte de que ese amigo "aportó en su declaración datos esclarecedores sobre la autoría de los hechos", el acusado pudo meter por sí solo el cuerpo de la víctima en la tinaja, puesto que "aunque era profunda, no tenía altura".
Ha dicho que efectivamente 'El tachuelas' acudió al domicilio del procesado pero no cuando éste ya había matado a su compañero de piso, sino cuando aún se encontraba vivo, ya que "lo vio maniatado". Al no tener noticias suyas días después y no dar señal el teléfono, hizo una llamada anónima a emergencias avisando de que podía haberle ocurrido algo a la víctima.
El fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato, por el que pide una pena de 24 años de prisión; así como profanación de cadáver, por el que procede imponer cinco meses de cárcel; y de resistencia a los agentes de la autoridad, por el que pide un año de prisión.
Según las conclusiones provisionales del fiscal, el acusado, tras un permiso carcelario, acudió a la vivienda de la víctima en Bullas y comenzó una discusión. Comenzó a propinar a la víctima puñetazos por todo el cuerpo hasta hacerlo caer en un sillón del salón, lo que aprovechó para volver a golpearlo de nuevo en la cabeza con un palo de atizar el fuego repetidamente dejándolo aturdido, mientras le preguntaba si quería morir lento o rápido.
Tras golpearlo fuertemente en la nunca, lo llevó a su dormitorio le ató de manos y pies y le siguió pegando y después lo llevó al baño donde lo lavó, pero como insistía en acostarse lo empujó hacia el salón, donde lo volvió a golpear con un palo en la cabeza hasta que cayó al suelo.
Después cogió un cuchillo de cocina y le cortó el cuello con la clara intención, según Fiscalía, de seccionarle la aorta, pero al comprobar que seguía vivo le clavó un destornillador primero en el pulmón y luego en el pecho, pero como no moría le clavó el cuchillo en la barriga, finalmente le puso las manos en la garganta y luego en el pie hasta que dejó de respirar.
A continuación se aseó y se llevó el cuerpo de la víctima a la cocina y lo colocó en el frigorífico, pero como no cabía lo ató con una cuerda. Posteriormente, limpió la vivienda y sacó el cuerpo de la nevera, le cortó con unas tijeras de podar el dedo meñique, que metió en el congelador, envolvió el cuerpo hasta bajarlo al sótano, ponerlo en la primera tinaja que encontró y taparlo.
FUENTE: Europa Press
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