Dos meses después, dos motoristas de nieve encontraron el vehículo, que parecía abandonado, sepultado por la nieve. Cuando miraron por la ventanilla se llevaron dos sorpresas: 1. El coche tenía “bicho” y 2. Estaba vivo.
Los motoristas avisaron a la policía y a los equipos de rescate, que tampoco dieron crédito cuando encontraron a un hombre de mediana edad, famélico y casi incapaz de hablar o moverse, aunque vivo. En palabras de uno de los miembros del equipo de rescate: “Resulta increíble que estuviera aún con vida, teniendo en cuenta que no tenía nada de comer y de que ha hecho un frío tremendo después de Navidades”.
Mientras el hombre se recupera en la unidad de cuidados intensivos del Hospital de Umea, los vecinos y los doctores especulan cómo pudo sobrevivir durante dos largos y gélidos meses encerrado y enterrado en su refugio helado. Sin duda, el abundante suministro de agua en forma de nieve evitó que muriera de sed. Se estima que una persona puede sobrevivir dos meses sin comer, así que el hombre tuvo suerte de que los motoristas pasaran por allí: mañana, 19 de febrero, se cumplían dos meses de su desaparición.
Lo único que se sabe del individuo rescatado es que no tiene familia ni, evidentemente, amigos.
FUENTE: República
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