Tramiel, de 83 años, era conocido por su fuerte carácter en el trabajo. El mismo se reconocía como un hombre de negocios, con un pasado arduo debido al cautiverio que sufrió durante la Segunda Guerra Mundial en Auschwitz y el campo de concentración de Ahlem.
Rescatado en abril de 1945, emigró a los EEUU en 1947 para iniciar un negocio como reparador de máquinas de escribir. Sus ideas lo llevaron a construir calculadoras y más tarde computadoras bajo la marca Commodore.
“Estaba sentado en un taxi tratando de pensar el nombre para la compañía que estaba construyendo. Quería llamarlo General; acababa de salir de la Armada luego de tres años y siete meses, por lo que buscaba un nombre fuerte. Pero General ya estaba registrado. Luego pensé en llamarla Admiral, pero también estaba tomado. Hablaba con un amigo y enfrente mío estaba escrito el nombre Commodore. Decidí tratar con ese”, explicó Tramiel en una entrevista al revelar cómo surgió el nombre de la compañía que más éxitos le daría.
En 1982 Commodore lanzó la Commodore 64: 64KB de RAM, 20KB de ROM, Microsoft BASIC, sonido y gráficos a color por cerca de u$s600. El precio del equipo bajaría un año después a 200 dólares. Se vendieron cerca de 30 millones de esas computadoras hasta 1993.
En 1984, Tramiel fue forzado a abandonar la compañía y decidió comprar la división de consumo de Atari a Warner Communications y formó Atari.
El fin de Commodore
La compañía comenzó su proceso de disolución en 1994 después de no poder reorganizar su negocio y pagar deudas. La operación terminó en 1995, cuando la empresa alemana ESCOM compró los restos de Commodore por cerca de 11 millones de dólares. Pero esta firma también terminó en un proceso de quiebra en 1996.
La marca Commodore fue adquirida por una compañía holandesa en 2000.
Hubieron varios intentos por “revivir” a la Commodore. El más cercano fue en 2011, con un modelo de idéntica apariencia al original, pero con modernos componentes.
FUENTE: InfoBAE
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