Dicho de otra forma, este cambio radical nos indica que el gobierno de Estados Unidos, quién se encuentra inmerso en el juicio contra Dotcom y la petición de extradición a los Estados Unidos, cierra las puertas de par en par a que los usuarios puedan recuperar sus archivos legítimos.
¿Cómo? Desligándose del costoso proceso de identificación, copia y devolución de datos individual de cada usuario.
Un argumento que añade más incertidumbre sobre el proceso que se está llevando a cabo y la legalidad o no de las actuaciones. Hace unos días dábamos cuenta del contraataque del equipo legal de Dotcom.
La defensa del magnate denunciaba al FBI por clocar sus discos duros cuando las autoridades de Nueva Zelanda no habían dado permiso para ello enviándolos posteriormente y a través de Internet a Estados Unidos. La respuesta de los federales fue que lo único ilegal es apropiarse de medios físicos y no de datos clonados en la red.
Mientras el juez tendrá que dilucidar qué bando tiene razón en la disputa, los federales cambian el discurso y rompen cualquier posibilidad de que los datos y archivos de los usuarios de la plataforma vuelvan a sus equipos.
Con 66,6 millones de usuarios en el mundo, el FBI incautó 25 petabytes de datos de la plataforma. Megaupload a su vez tenía 1.100 servidores del proveedor de alojamiento Carpathia.
Lo que los federales argumentan es que después de confiscar esos 25 petabytes y apoderarse de todos los dominios, se olvidarán de la vuelta legítima de aquellos archivos confiscados de los millones de usuarios.
Una “jugada” que han explicado así tras la petición de Kyle Goodwin, dueño de la empresa de streaming y películas de deporte OhioSportNet, y que pedía la vuelta de todo su material alojado en la plataforma al no tener copias de seguridad:
El gobierno no se opone al acceso de los usuarios a los servidores previamente confiscados. El acceso no es la cuestión. La cuestión es que el proceso de identificación, la copia y la devolución de los datos es excesivamente cara y no vamos a asumir el costo que se pretende.
Con este panorama y con Carpathia exigiendo la necesidad de que alguien se haga cargo de los costes para conservar los datos (la compañía invierte 9.000 dólares diarios para mantenerlos), el futuro de los archivos de los usuarios parece cada día más cercano a su desaparición.
FUENTE: Alt1040
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