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Francia declara la guerra al acoso sexual

jueves, 14 de junio de 2012 en 6/14/2012 10:45:00 p. m.
Una mirada sucia insistente, un piropo repetitivo que traspasa la línea entre el halago y el insulto, un gesto ordinario que mina la dignidad del trozo de carne que pretende cazar. Las palabras son balas mortales, erosivas como los gestos. Francia ha diseñado los contornos de esa figura difusa que es el acoso sexual, ese delito a veces de palabra que se esconde en la insinuación, escuda su perversa intención en el inocente piropo e intimida aprovechando la manga ancha que da la libertad de expresión, en este caso mal utilizada.

El Consejo de Ministros galo ha presentado un proyecto de ley que pretende perseguir el delito. Lo hace dos meses después de que el Consejo Constitucional derogara la antigua Ley que lo penalizaba. Esta norma, considerada por los expertos aún más rígida que la anterior pero difícilmente aplicable, establece una definición de lo que es el acoso sexual.

Según el documento, es "el hecho de insinuarse a una persona con gestos repetidos, proposiciones o cualquier acto de connotación sexual que atente contra su dignidad, por su carácter degradante o humillante, o porque crea un entorno intimidante, hostil o de indefensión". Si antes la víctima tenía que haber sufrido presiones por parte de su agresor, ahora bastará una proposición indecente.

Los que se pasen de los límites establecidos tendrán que pagar multas de entre 15.000 y 45.000 euros, dependiendo del grado del delito, y penas de entre uno y tres años de prisión. Las insinuaciones leves se sancionarán con el castigo más bajo. El empleado que cada mañana recibe por parte de su jefe comentarios que pasan del mero halago podrá denunciarle, siempre y cuando cuente con pruebas del acoso, como correos electrónicos, mensajes de texto (SMS) o testigos que den fe del acto.

Acoso laboral

Si la insinuación, repetida o no, "se acompaña de amenazas, órdenes o cualquier otra forma de presión grave", la pena será de dos años de prisión y una multa de 30.000 euros. Los casos más graves en los que los agresores "abusen de la autoridad que les confieren sus funciones" con el fin sexual –el caso de un jefe a un empleado- la sanción ascenderá a 45.000 euros y tres años de prisión.

La vigilancia se extremará en los lugares de trabajo y también a la hora de buscar piso, pues la escasez de empleo y de vivienda es utilizada por muchos como moneda de cambio para obtener favores sexuales. El texto ha sido preparado por las ministras de Justicia, Christiane Taubira, y la de Derechos de las Mujeres, Najat Vallaud Belkacem. El Gobierno pretende someterlo a votación antes del verano.

A pesar de que la norma es más dura que la derogada hace dos meses las asociaciones han lamentado la complejidad del documento y advierten que es difícil ponerlo en práctica. “Algunas mujeres ven deteriorada su calidad de vida diaria por culpa de estos gestos”, ha denunciado la Asociación europea contra la violencia a las mujeres en el trabajo.

Según esta asociación, La forma más grave de acoso "está menos penada que un simple robo". La organización lamenta además que para obtener la infracción más severa "la víctima ha tenido que sufrir demasiadas cosas". Alrededor de 80 personas son condenadas cada año en Francia por acoso sexual.

FUENTE: El Mundo
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