La propuesta fue anunciada en la página web gesext.de de intercambio de parejas alemanas y la novia, identificada como Sandra Meyer, de 38 años, mostraba sus atributos en ropa interior y con picardías de encaje. Para más inri su nick era “NicoleBlow37″, un nombre que no fue suficiente para que nadie se haya acercado siquiera a los 1.000 euricos para cubrir los gastos del disgusto.
Quizá porque el marido quiso incluirse en el combo como salchicha entre el pan, como ponía la letra pequeña de la descripción de futuro acontecido. Atentos:
“Quiero otro hombre para que me haga el amor frente a mi marido en mi noche de bodas. Nos encontraremos en el bar y luego nos dirigiremos a la suite de luna de miel en el hotel. Una vez que estemos cómodos, mi nuevo marido se unirá a nosotros. Brindaremos una copia del certificado de matrimonio al hotel para que sirva de justificante de que es mi noche de bodas”.
Además, la pareja ponían condicionantes para intentar captar al pez más gordo y aseado: el candidato debía presentarse bien acicalado y ser considerado y educado. Debería respetar a las mujeres y, además, pagaría por adelantado la habitación reservada para la luna de miel. Sólo aquellos que hubieran enviado una fotografía suya a la novia antes podrían optar a subir a la alcoba.
La extravagante subasta sexual se ha convertido en bluff mayúsculo cuando tras semanas de anuncio el pasado 1 de junio, fecha límite de la subasta, lo máximo que habían pujado por yacer con Sandrita (y su marido) son 366 míseros euros, que además van acompañados de la foto de un señor que se parece más a Danny DeVito que al soñado por todos Robert Redford.
FUENTE: República Insólita
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