Claro, el guión no siempre sale como se planea. No todos los partidos son atractivos ni eléctricos ni apasionantes. Algunos son sosos y aburridos. Para eso hay que inventarse rivalidades, duelos simbólicos y paralelismos (como ese Grecia - Alemania lleno de morbo económico, por nombrar uno reciente). La televisión, maestra en el recurso de la puesta en escena, juega su propio partido. El acercamiento al rostro del ídolo concentrado, la repetición en cámara ultra lenta a la jugada de gol, la cara del aficionado en tensión máxima: todas estas imágenes forman parte del repertorio para tejer una historia que satisfaga al espectador.
En las transmisiones en vivo, se trabaja con lo que se tiene. Uno no puede inventarse un gol o una jugada de la nada. Se necesita que el estadio dé la materia prima para construir el show. Sobre todo, porque el fútbol es un espectáculo en tiempo real y el aficionado esperar ver los acontecimientos al momento. Ésa es parte de su atractivo: lo impredecible. Sin embargo, en la Eurocopa de este año, la televisión ha decidido irse a la segura y tener guardados un par de momentos emotivos bajo la manga para acentuar el dramatismo en los momentos clave.
Por ejemplo, en el duelo entre Alemania e Italia, por las semifinales del torneo, la transmisión sacó a una aficionada alemana llorando por el segundo gol de los italianos. La anotación ocurrió al minuto 38, por lo que los comentaristas se extrañaron de tal actitud derrotista apenas a medio partido y con una ventaja superable. Resulta que la imagen fue una inserción de los encargados de la transmisión. El vídeo había sido grabado al inicio del partido, durante la ceremonia de los himnos nacionales. Así, se cambió el contexto para darle más impacto al gol de Italia.
Otro momento que evidenció la manipulación de imágenes ocurrió en el partido entre Alemania y Holanda. Joachim Löw, técnico del cuadro teutón, apareció en la pantalla quitándole la pelota en son de broma a uno de los recogebalones. Dicho vídeo fue transmitido justo en un momento tenso del juego, por lo que muchos aficionados se desconcertaron por la actitud del estratega. Después trascendió que dicha acción fue grabada durante el calentamiento previo al encuentro.
La UEFA ha recibido duras críticas por esta práctica. ¿Es válido que la televisión se valga de este recurso con tal de construir un partido más emotivo? ¿Atenta de cierta manera contra la fidelidad de una transmisión en vivo? A mí me ha recordado el caso de la inauguración de los Juegos Olímpicos en Beijing, la más espectacular hasta ahora, pero que recibió ayuda de los efectos especiales de la televisión para ser aún más vistosa. Habrá quien juzgue que insertar un fragmento del partido en otro momento resulta inofensivo -incluso, una buena manera de añadir elementos a la narrativa-, pero ¿hasta dónde se puede (o debe) permitir la manipulación de la TV en pos del espectáculo? ¿Importa más un buen show o que se refleje lo real, por aburrido que sea? Está para pensarse.
FUENTE: Alt1040
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