Carina le ganó tanto a la adversidad como a sus propios médicos después de sobrevivir a un accidente de tránsito en octubre pasado, cuando tenía 19 años. La joven pasó tres días en coma antes de que sus médicos notaran que su actividad cerebral decrecía notablemente, lo que los impulsó a comentarle a los padres de la joven que quizás era tiempo de decidir si donarían sus órganos o no.
"Esos bandidos con delantal blanco se dieron por vencidos muy rápido porque querían un donante de órganos", disparó Kim Melchior, el padre de la chica, según el sitio inglés Daily Mail. Al parecer, la charla entre los médicos y los padres de la paciente devino en la decisión de retirar el mecanismo de respiración asistida.
Pero un día después de dejar de recibir ayuda mecánica para respirar, Carina abrió los ojos y hasta empezó a mover las piernas. Para ese momento, los médicos ya estaban haciendo los primeros análisis para determinar si sus órganos eran compatibles con los pacientes en la lista de espera para trasplantes.
El caso de Carina despertó la polémica en Dinamarca por la celeridad con la que se procede a inciar la recolección de órganos en pacientes que aún no han sido declarados clínicamente muertos. Mientras tanto, la adolescente contó su historia en un documental llamado "La chica que no quería morir" y ahora se recupera y hasta anda a caballo: "Quiero trabajar como diseñadora gráfica", comentó.
Pero un doctor danés que se comunicó con el sitio Daily Mail aclaró que "no se cometieron errores" en el tratamiento que recibió la chica y gracias a ello se recuperó. "La historia dice mucho de la importancia de la comunicación entre los médicos y la familia. Si se hubiesen expresado diferente quizás no se habrían sentido tan maltratados", explicó.
FUENTE: Minuto Uno
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