Un restaurante de bufé libre de Brighton, en Inglaterra, ha vetado el acceso de por vida a dos clientes habituales muy glotones, según recoge la BBC.
El dueño del local, Peter Westgate, admite que les llamó "cerdos" y les dijo que no quería volver a verlos nunca más, pero asegura que el problema no es la ingente cantidad de comida que engullen por sólo 12 libras, sino sus modales: "Son como tiburones que cierran sus ojos cuando comen, se lanzan al bufé y amontonan en sus platos todo lo que hay. (...). Ensucian el bufé, empujan y apartan gente de la barbacoa. Es triste, ya que se puede comer lo que se quiera durante cinco horas y media, no hay ningún problema ni hay que darse prisa".
George Dalmon y Andy Miles, por su parte, aseguran que llevaban dos años acudiendo al local dos veces al mes y están indignados por su expulsión y veto. "Estábamos comiendo el [quinto y] último bol de comida cuando vino el dueño y nos dijo que nunca regresáramos, que éramos repugnantes, que estábamos devorando su local y que no éramos más que unos cerdos asquerosos", asegura Damon.
FUENTE: La Vanguardia
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