“Yo ovulo dos veces al mes, y tengo las trompas ligadas. Creo que puedo ayudar a muchas familias a concebir, y ellas al mismo tiempo pueden ayudarme a mí”, explicó.
“Ojalá existiera un programa de viviendas serio para la clase media que me permitiera acceder a una vivienda propia para mis hijos, a fin de que yo pudiera donarlos en vez de vender mis óvulos”, lamentó.
Según contó, tomar la decisión no fue fácil. Dice que el dinero no le alcanza, que no tiene pareja, que la mitad del sueldo lo destina al pago del alquiler. Y que lo conversó con sus hijos más grandes, que tienen 12 años (el otro par de mellizos tiene 3 años).
“Mis hijos me ven luchar día a día, trabajando para cobrar el mínimo de 5.000 pesos, y quedarme sin un peso el 15 de cada mes. No puedo tener otro trabajo y como no soy ladrona y no me voy a prostituir, creo que la venta de mis óvulos permitirá ayudar a otros y que a la vez ellos me ayuden a mí”, sostuvo.
FUENTE: El Tribuno
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