Diez años más tarde Rojas declaraba: "...Me corté con una Gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda ... pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme...".
Los hinchas chilenos que lo adoraban, lo convirtieron súbitamente en villano, sólo porque el truco le salió mal y fue suspendido de por vida. Tanto el arquero como su compañero de selección Fernando Astengo, quién luego fue suspendido por cinco años, convencen al equipo de no continuar el partido que ganaba Brasil 1 a 0 por falta de garantías.
A mediados del 2001, doce años después del incidente, el Comité de Disciplina de la F.I.F.A. le concedió la amnistía al ex jugador, a los 43 años de edad, y gracias a la mediación de la Unión de Futbolistas de Chile.
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