Los delincuentes robaban el DNI de sus víctimas en centros comerciales. Uno de ellos se presentaba en los comercios vestido de sargento del instituto armado (y armado con pistolas de gas), dejaba un teléfono y pedía que se le avisara en caso de que los dependientes tuvieran conocimiento de un hurto. Cuando así ocurría, el estafador se hacía con los documentos de ciudadanos que denunciaban haber sido víctimas de un robo. Para ejecutar la estafa, retenían a su víctima hasta que uno de los cómplices podía alterar y utilizar el DNI para sus tejemanejes.
Con ese DNI, tras cambiarle las fotos, abrían cuentas bancarias con las que realizaban rápidos movimientos de dinero. Sus disfraces de agentes de la Guardia Civil, con los que se vestían para acudir a los bancos a aperturar las cuentas, les daban apariencia de solvencia.
Los investigadores le achacan a esta pareja, así como a su supuesto colaborador L. M. P. F., de 18 años, un total de 18 estafas por un importe superior a los 60.000 euros. Además, están acusados de detención ilegal, robo y falsificación.
FUENTE: ElPais
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