Kermit transportó por vez primera a la televisión, en forma de muñecos, los conocimientos de diseño y escenografía que ya había puesto a prueba con éxito en los teatros de Broadway y en los ballets del Metropolitan. Infló el tamaño de los guiñoles, con amplios trajes que ocultaban al manipulador y aprovechaban de paso el movimiento de sus propias manos, y descubrió para las caras de los muppets un material revolucionario, la gomaespuma reticulada, que a partir de entonces utilizarían todos los muñequeros televisivos. Abandonó la espuma de látex, que dejaba feas costuras de pegamento en los rostros, y comenzó a trabajar con las planchas flexibles que aún hoy se utilizan como filtro para los aparatos de aire acondicionado. Su aportación permitió tallar las marionetas como esculturas, coserles las orejas y narices sin dejar marcas y maquillar sus rostros como a personajes de carne y hueso.
La criatura que le proporcionó mayor fama, e incluso más ingresos que el exitoso Mimosín que creara para una popular marca de suavizante, fue su Gallina Caponata. Big Bird, el ave amarilla que abrió a gran velocidad las puertas de la China de Mao en el 73 a las producciones infantiles norteamericanas, ha sido un referente cultural para varias generaciones de niños en Estados Unidos y en otros muchos países. En España no cuajó y TVE le encargó al marionetista un animal más acorde con la idiosincrasia nacional. Se pensó en un águila, pero Kermit no daba abasto con las numerosas peticiones de los distintos países en que se producía Barrio Sésamo. Coincidió la solicitud de Prado del Rey con el fracaso de las negociaciones para llevar el programa a Israel. Mr. Love había construido con ese propósito un muñeco con forma de puercoespín, el símbolo de la fauna en el estado judío, y lo envió en una caja de cartón a Madrid por si colaba. Acababa de nacer nuestro Espinete.
Otra de sus creaciones fue los muñecos de GomaEspuma, que se emitieron en TeleCinco en los años 90.
FUENTE: ElPais
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