Con frecuencia se habla de ella como la voz de Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llevó, uno de esos doblajes que quedan para la historia y que, mal que pese a algunos puristas, no podemos separar de las imágenes de la película. Estaba orgullosa de ello, pero en el fondo era uno más de sus innumerables trabajos. En las escasas entrevistas que concedió --una de ellas, en el 2002, para una miniserie del Canal 33, Dones de pel.lícula--, Elsa solía llevar consigo una agenda, ya maltratada por el tiempo, donde había anotado el nombre de casi todas las actrices que había doblado. Decía siempre que las inglesas "respiraban" peor que las norteamericanas y que solo la Bette Davis de ¿Qué fue de Baby Jane? se le había resistido.
Y aunque cada día, en algún canal de televisión se puede oír su voz en doblajes de los últimos 50 años, es probable que en su eventual colección de DVD también tengan ocasión de escucharla. Prueben a elegir algún título, pulsen la opción "en español" y escuchen, por ejemplo, a Elizabeth Taylor maldiciendo en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, a Melina Mercouri ronroneando en Topkapi, a Doris Day defendiendo su virginidad ante Rock Hudson, a Anne Bancroft llamando "Benjamin" --con mucho enfásis en la e-- en El graduado o a Judith Anderson, el ama de llaves de Rebeca fastidiando todo el tiempo a Joan Fontaine...
La Lara de Doctor Zhivago, la Isabel I de Shakespeare in love, la Anita de West Side Story, la bailarina de Candilejas, la primera Moneypenny de 007, la Bonnie que atracaba bancos con Clyde, la reina Ginebra de Camelot, la hija de Ryan o la perversa Milady de Winter. Cientos de mujeres de la historia del cine han demostrado los infinitos matices de una voz que el tiempo respetó siempre. Y aunque en los últimos años se dedicase preferentemente a damas veteranas como Maggie Smith, Vanessa Redgrave o Judi Dench, hubiese podido doblar de nuevo y sin esfuerzo la Dorothy de El mago de Oz, que fue seguramente su primer papel estelar.
También fue Lucia Bosé en Muerte de un ciclista, Betsy Blair en Calle Mayor, Melina Mercouri en Los pianos mecánicos y Jean Seberg en La corrupción de Chris Miller, cuatro estrellas extranjeras en películas de Juan Antonio Bardem. Estuvo presente en otros rostros del cine español, como el de la mismísima Emma Penella (Fedra, Un marido de ida y vuelta) antes de que el propio Bardem respetase su inconfundible voz rasposa, que algunos productores consideraban desagradable. Y quede para el anecdotario más pintoresco la voz de Elsa en el cuerpo de Lola Flores en Embrujo, de Carlos Serrano de Osma, la más insólita mezcla de Scarlett OIHara con la Faraona...
Cuando TV-3 empezó a doblar al catalán, no faltó la voz de Elsa Fábregas, pero como prueba irrefutable de su ductilidad ahí está esa Bruixa avorrida de Les tres bessones, un personaje que le permitía lucirse en toda clase de exóticas aventuras, menos la de cantar --misión imposible para Elsa--. Y es que hasta los niños deberían saber que ha existido una voz que les ha acompañado a ellos, a sus padres y a sus abuelos durante muchas, muchas horas.
Sí, han existido otras muchas voces, pero que nadie me discuta que la voz de Elsa Fábregas ha sido la mejor voz de nuestras vidas.
FUENTE: ElPeriodico
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