El film estaba coprotagonizado por el también director de cine, Peter Bogdanovich, quien aseguró hace dos años al diario ‘The NY Sun’ que –transmitiendo la opinión de Welles– “el film está completado en un 99,9%”. Un año después, anunciaba que el proceso de postproducción de la película entraba en su recta final, con vistas a un estreno para la próxima edición del Festival de Cannes.
El film, que en parte es un falso documental, era considerado la película más ambiciosa de Orson Welles, y en él se empleaban técnicas visuales y de montaje desconocidas para el cine de principios de los 70. Evidentemente, tratándose de un rodaje con Welles, estaba claro que no todo iba a ser miel sobre hojuelas (es más, me extraña que no hubiera muertos). El caso es que Welles se quedó sin dinero en torno al 72, y decidió retomar el proyecto en el 75. “Estaba en la ruina”, recuerda Bogdanovich. “No tenía plantilla ni equipo de rodaje”. Marshall se incorporó al proceso en calidad de VISTOW –Voluntarios al Servicio de Orson Welles, por sus siglas en inglés– y trabajó en el proyecto siempre y cuando Welles obtuvo dinero para retomar el rodaje (según Wiki, parte de ese dinero procedía del cuñado del Sha de Irán. Tras la Revolución islámica del 79, al ayatolá Jomeini aquello no le hizo mucha gracia).
Se espera que los costes legales para desbloquear el estreno del film sean asumidos por la cadena de TV estadounidenses Showtime, que cuenta no obstante con la oposición de la hija de Welles, Beatrice. De momento, el negativo original se encuentra en París y se tiene constancia de su buen estado. Bogdanovich se muestra hoy bastante optimista. “Todo se resolverá para el mes próximo o así. Estamos apuntando a Cannes, porque todo el mundo quiere verlo. Es historia del cine”.
FUENTE: LasHorasPerdidas
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