Puede que este tipo de noticias no sean plato de buen gusto para las distribuidoras en España, pero seguir pagando 5.000 de las antiguas pesetas por una película de vídeo, en plena crisis galopante mundial, y después de 3 años de implantanción del formato, nos parece poco menos que una burla al consumidor, cuando países con una renta per cápita muy superior las tienen por 10 euros menos.
FUENTE: 1080B
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