Nada más lejos de la realidad. En los 40 segundos que estuvo de pie en el ring, Miranda demostró miedo, se agarró dos veces de forma patética a su rival y recibió golpe y medio: una izquierda cerca del hígado sin mayor potencia y una derecha que apenas rozó con el guante su cabeza. Cayó de culo, hizo como que rebotaba en el suelo y puso cara de estar en otro planeta. Fin del combate. “Lo más vergonzoso que he visto en años”, escribió en su Twitter Óscar Zardain, fundador de Boxeodirecto.com.
Demasiado obvio y patético para estar amañado entre los dos púgiles: simplemente Miranda vino “a tirarse”, como se suele decir en el argot del boxeo. De vuelta de todo, el brasileño de 38 años es un boxeador mediocre con un récord engañoso: cuatro derrotas, incluyendo ésta contra Baysangurov, por 34 victorias, con 31 por KO; todas contra boxeadores mucho más mediocres que él. Todos los combates en Brasil. Nunca salió a pelear fuera. Como los malos magos, debía temer que se le viera el truco. /span>
La oportunidad era clara: no sufras físicamente, déjate la vergüenza en casa, toma el dinero (seguro, la bolsa más importante que cobró en su carrera) y corre. No es inhabitual en el boxeo una jugada así, pero sí hacerlo tan mal y en una pelea tan importante, con la televisión delante.
Los boxeadores brasileños tienen mala fama en estas lides. Dicen que engordan mucho sus récords, aparecen en Europa y pueden liarte una de éstas. Para un boxeador, al que llegar en el peso y la forma precisa es un sacrificio atroz, que tu rival se tire sin dar batalla es la mayor de las afrentas.
FUENTE: La Información
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